En presencia del obispo de Jaén, monseñor Ramón del Hoyo López, el presidente de la Unión Católica de Periodistas de España (UCIP-E), Rafael Ortega, hizo entrega ayer del primer premio “Lolo” de periodismo joven a la redactora de “Vida Nueva”, María Gómez Fernández, por su capacidad de análisis y el profundo calado humano de sus artículos y reportajes. El acto se celebró en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid con la asistencia de numerosos periodistas.

Con esta entrega del Premio de la UCIP-E se inició ayer una serie de actos destinados a destacar la figura y la obra del periodista y escritor Manuel Lozano Garrido, “Lolo” que culminarán el próximo 12 de junio por la tarde en Linares con su beatificación en Linares en una solemne Eucaristía que presidirá el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos que actuará como legado pontificio.

Después de la lectura del acta de concesión del premio por parte de la secretaria general de la asociación católica de periodistas, Elsa González, el presidente, Rafael Ortega, pronunció unas palabras en las que, además de destacar la labor de la joven periodista galardonada, glosó la figura de “Lolo” además de resaltar la función de la UCIP-E en el panorama del periodismo español. “Decir hoy ‘soy periodista y católico’, afirmó Rafael Ortega, es casi una provocación, pero somos muchos en todo el mundo y en España más de los que algunos se imaginan…”. Y si hoy se llega al periodismo como ocurría a finales del siglo XIX y principios del XX, como una plataforma de inquietos, con muy poca preparación y como trampolín para otras metas, “tenemos que volver la vista atrás y recordar la figura de “Lolo” como un ejemplo de entrega a su doble vocación de católico y periodista”.

En referencia a María Gómez, el presidente de la UCIP-E recordó a José Luis Martín Descalzo quien definió a la revista “Vida Nueva” donde trabaja como redactora la joven galardonada, como la plasmación de la necesidad de renovar la Iglesia desde un verdadero regreso a las raíces evangélicas y de aceptar las orientaciones de la jerarquía…

Más adelante se centró en la personalidad de “Lolo” que ha inspirado el premio que la UCIP-E concederá anualmente, y recordó el milagro que se le reconoció el pasado 29 de septiembre la Congregación para las Causas de los Santos: la curación extraordinaria de un niño de dos años y medio que sufríó una serie de enfermedades e intervenciones quirúrgicas de las cuales entró en estado preagónico. La colocación bajo la almohada de su lecho en el hospital, del crucifijo con el cual oraba Manuel Lozano, su tío-abuelo, hasta la hora de su muerte en olor de santidad, le supuso una curación completa de la que no ha quedado secuela alguna, cuarenta años después de los hechos milagrosos. Para testificarlo así, allí estuvieron presentes en el acto de la entrega del premio, los padres del pequeño que salvó su vida, Rogelio de Haro y Maria Antonia Sagra. Su hijo Rogelio, que vive ahora en Valencia, es a sus cuarenta años, un feliz padre de dos hijos y en espera del tercero…

Por su parte, María Gómez, realmente emocionada por el homenaje que recibía, mostró su gratitud

“desde el vértigo y el aliento que me produce recibir un premio dedicado a la memoria de quien será el primer periodista español en subir a los altares

María, que siempre ha trabajado, hasta ahora, en “Vida Nueva”, una revista por la que han pasado prestigiosos profesionales y que durante largos años fue dirigida por José María Pérez Lozano, afirmó que el premio acentuará su responsabilidad en la busca de la verdad desde la honestidad y finalizó con unas emocionadas palabras.

“Espero ser siempre merecedora del premio que recibo y de hacer honor a quien lo ha inspirado: Manuel Lozano, Lolo”.

Finalmente, el obispo de Jaén, monseñor del Hoyo, clausuró el acto con unas palabras del gratitud a la UCIP-E por dar a conocer la figura de “Lolo”, un hombre de profunda fe que vivió su vida con un estilo propio, que desarrolló su vocación en el seno de la Acción Católica y que estuvo los veinticinco años últimos de su vida sujeto a una silla de ruedas por una parálisis progresiva que finalmente lo dejó también ciego.

Destacó el obispo de Jaén que Manuel Lozano convirtió su dolor en un instrumento de apostolado entre los enfermos con un lema impresionante:

“Cuanto más sufro cada día más amo al hombre”.

Manuel Lozano, autor de un decálogo para periodistas que se ha difundido por medio mundo, especialmente en los países iberoamericanos, también tenía un principio que le hacía sentirse permanente optimista:

“El amor me lo endulza todo…”.